23.8.10

la mente de una mujer que evadía

  Él se desvestía frente a mí. Me miraba, solamente me miraba. Yo lo evadía. Me gustaba, sí... pero a lo largo de mi vida aprendí que sólo así me sé proteger: evadiendo. De todas formas, dentro mío irradiaban ciertas sensaciones que yo no conocía. Cuando nuestras miradas se enfrentaban, yo no hacía más que temblar y temblar, pero no, no por miedo ni por espanto. Yo diría que por tentación, excitación e incertidumbre. Mi mente gritaba, hablaba, susurraba, gemía. Simplemente emitía todo tipo de sonidos, los cuales no supe distinguir ni interpretar. No paré de mirarlo. Lo masticaba con los ojos, lo mordía. Pero yo seguía allí, frente a él, sin decir palabra alguna, sin moverme, casi sin respirar.
Sus ropas, una vez tendidas en el suelo, no eran más que trapos amarillentos. Cada segundo restante, se sentía como un pasado lejano. Mi mente no dejaba de hablar, no deja de hablar, ¡Callate, por favor! Apagate, apagate, apagate. Esto no es un ayer, ya estoy acá, no puedo seguir evadiendo, no puedo mirar hacia atrás. Ay, dios mío, ¿Y si nos descubren? ¿Qué pasa? ¿Qué pasa, en qué estoy pensando?
Él comenzó a desvestirme. Él, hombrecito perdido, perdido y solo en su propia imaginación. ¿Qué estamos haciendo? Ay, pero me gusta tanto, tanto, ay, y sus manos, su piel. Sus ojos, sus ojos que miran más allá de los míos. Sus ojos me besan. Su boca me besa, su lengua húmeda, sus labios fríos que adormecen los míos. Dudo y quiero, quiero y dudo, quiero y quiero, pero no... es que tengo miedo. No quiero perderlo. No quiero perderme, perderme aquí, perderme allí. Perderme en el amor. Ay, y si supieran el amor que sentíamos. El calor, el amor, l'amour. La euforia de un pájaro volando. Éramos como dos niños en busca del mundo, de algo nuevo. Pero en el fondo yo seguía evadiendo mi presente, y eso era algo que no podía ocultar. La desilución, el nerviosismo. La lágrimas, ¿por qué seguir así? ¿Para qué arriesgarme a perderlo a él y a perderme a mí? ¿Para qué? Si al fin y al cabo, la vida misma es la que me evade a mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario