26.9.10

mi domingo:

  Me gusta olvidarme de que es domingo, hoy no es domingo, no señores, hoy es viernes. Claro.
Empecé mi "viernes" (bueno, sí, domingo) despertándome en una casa ajena (amiga que vive lejos en villa urquiza) luego de una fiesta cincuentosa, con un terrible dolor de ovarios. (Pensamientos varios: odio ser mujer/¿por qué me pasa esto?/se me degrega el endometrio, ay ay ay/la puta que me parió)
Fumé algunos cigarrillos mañaneros mientras viciaba como una inútil frente al monitor, y los demás hacían sus cosas. (Pensamientos varios: ¿no hay otra cosa más productiva que hacer un domingo, en vez de estar en facebook?)
Bueno, algo productivo fue escuchar durante toda la mañana a charly garcía con sus respectivas bandas. (Pensamientos varios: es un genio, es un genio, es un genio)
Mi amiga nos cocinó una comida bastante vegetariana y deliciosa, con la excusa de que teníamos que "curar" a nuestro estómago de tanta chatarra y sustancias. (Pensamientos varios: ¿pero por qué? si mi estómago lo resiste todo./quiero chocolate, estoy indispuesta, quiero chocolate y no tengo plata./me gasté cien pesos en una noche)
Tengo que admitir que la comida estaba buenísima, era una especie de soufflé. Un aplauso para juli.
Concluimos viendo una película argentina del año 1985 titulada "la historia oficial", la cual me pareció excelente, excelentísima, genial, etcétera.(Pensamientos varios: ¿Por qué hay gente así en el mundo? /Represores de mierda/Norma Aleandro es una genia de la vida/ En el país de no-me-acuerdo doy tres pasitos y me pierdo) Es esa clase de películas del género "drama" que uno elige para amargarse, para conocer parte de la historia de su país y para pegarse un tiro en la sien. Bueno, quizás estoy siendo exagerada porque hay películas peores.
Al finalizar el film, me retiré hacia la parada del tan prestigioso 127. Por primera vez en mucho tiempo el viaje se me pasó volando. (Pensamientos varios: me estoy acordando de que es domingo y mañana es lunes; NO me gusta).
Llegué a la casa de mi padre pero tuve que volverme a lo de mi madre para agarrar capital para comprarme chocolate porque tenía ganas de comer chocolate porque es rico y porque tengo antojos y porque basta. Volví a lo de mi padre, comí los chocolates (Pensamientos varios: mmm, qué rico), y me puse a viciar en la internet nuevamente. (Pensamientos varios: ¿por qué no dejo de lado a esta máquina absorvedora? si lo que más me gusta en la vida es leer.)
¿En qué consistió mi surfeo de la net? y...
en leer pelotudeces de wikipedia, en leer cosas interesantes de wikipedia, en chusmear vidas ajenas mediante facebook, en buscar en google "perón era malo o bueno?", en buscar a alguien interesante en el listado del messenger y no encontrarlo, etcétera.
Y acá me encuentro, siendo las 21:49hs de un verdadero DOMINGO, cenando un pote de helado de faricci (gustos: sambayón con almendras, arándanos y chocolate rocher), deseando que no llegue nunca jamás nunca el lunes.

dentro de todo, estuvo bien mi día para ser domingo. ¿O no?

14.9.10

no sé qué título ponerle

No me gusta decepcionarme, nunca. A nadie le gusta. Estar en el mundo, ser parte del mismo, desde ya es un gran compromiso. Y si miramos un poquito, todos formamos parte del mundo. No me gusta ver las realidades que éste me muestra en el camino. No logro entender cómo es posible que haya gente tan vacía, gente mala, gente indiferente, gente individualista... al mismo tiempo que hay gente buena, solidaria, y todos los adjetivos calificativos más lindos que se puedan decir. ¡Y todos esos conviviendo en un mismo mundo! Comiéndonos las consecuencias del resto. Tragándonos la mierda de otros. ¿Con qué necesidad? No quiero depender de nadie ni de nada, no quiero ser afectada por el actuar de otros. No quiero ver una vez más lo que la gente es capaz de hacer. Me decepcionan, me dan vergüenza. No me gusta asumir que yo soy como ellos, pero con un actuar o personalidad diferente. No me gusta tener que verles la cara en un subte, en un tren, en una calle, en un trabajo, en un colegio, en una facultad. Y sin embargo, tengo que bancarmela, porque es uno de los tantos desafíos que el mundo me obliga a cumplir -al igual que a todos-. Aún así, sé que no debo basarme simplemente en eso, y sé que tengo que repetirme (muchas veces, para no olvidarme) que en el mundo no todo es feo como lo vemos, drásticamente. También tiene cosas lindas, y es verdad. También es verdad que son POCAS las cosas lindas a comparación de las cosas malas. Pero como dije antes, tengo que reiterarme mil veces y más que esas cosas lindas son las que valen, las que llenan el alma, las que nos hacen ser felices, aunque sea un poquitito. Es la única medicina a la impotencia que el mundo me genera.