30.1.10

qué feo

Qué feo que es tener ganas de salir corriendo y no volver por un largo tiempo. Qué feo que es no poder hacerlo. Qué feo.

29.1.10

realidad 2 (lado positivo)

  En tiempos donde predomina la tristeza, uno comienza a ver quién es el que realmente te acompaña. Es entonces cuando uno descubre quiénes son sus amigos de verdad, quiénes son los que realmente te rescatan cuando caíste muy profundo. Son los únicos capaces de hacerte olvidar, de hacerte reir, de hacerte volar. Volar muy lejos, tomándote unas vacaciones de tu realidad.

"la capa", un cuentito de hace unos meses

Bajo la intensidad de aquel sol que invadía a la ciudad, se hallaba él. Discreto, sencillo, y al mismo tiempo, diferente. Mientras pretendía esconderse bajo las diferentes texturas de su capa negra que cubría la gran parte de su cuerpo, -exceptuando su mirada triste y gris-, comenzó a sentir el calor que se generaba entre sus manos. Al principio la sensación fue cálida y cómoda, pero con el pasar de los segundos y de los minutos y de las horas, se volvió un malestar. Decidió ser paciente, y aguantó. Aguantó y aguantó, aguantó todo lo que pudo, pero llegó a un extremo en el que su perseverancia se vio muy lejos, como en un precipicio, y tuvo que ceder, quitándose de esta manera, su mejor refugio en aquella sociedad que ni le daba ganas de mirar al cielo. Su cuerpo transpiraba de tal manera que cuando llegó el momento de quitarse la capa, lo hizo desesperadamente. En ese mismo instante, la gente preocupada por sí misma que caminaba llevándose todo por encima en pleno microcentro, se quedó dentro de una perplejidad que asemejaba una parálisis que contagiaba pánico. Lo observaban, lo observaban como si fuese un bicho raro. Su piel estaba sucia, muy sucia, pero lavada por su propio sudor. En su rostro sobraban arrugas, y su mirada que aún permanecía gris, daba un mensaje de pena y soledad. Lo que más le sorprendió no fue el hecho de que se hayan asustado de alguna manera por semejante mamarracho, sino que le sorprendió que no lo hayan reconocido. No habían pasado muchos años desde que él, a quien conocían como Bautista Adderten, se exhibía en aquella zona céntrica de Buenos Aires, cantando canciones alegres de los años sesenta y setenta junto a su guitarra y su armónica. Algunos le decían Tis, otros simplemente Don Bautista. Los intolerantes lo llamaban “el chiflado de Adderten”, pero en el fondo sabían que no era tan así. Tenía valores e ideales diferentes a los de la manada, pero hermosos y puros. No le interesaba el chusmerío, aunque algunas vecinas siempre iban a contarle sus problemas, pero aún así, él siempre fue una tumba respecto a cuentos ajenos. Era realmente apreciado por todos, especialmente por una muchacha a la cual jamás le dirigió la palabra. No había motivos concretos por ello, simplemente esa era su situación.
La gente lo seguía mirando, con cara de “Yo te conozco pero no sé de dónde”, pero al llevar una vida que salpica responsabilidades, tuvieron que dejar a Adderten al margen, siguiendo su camino rumbo a la estación Bolívar del subte. Entre toda la multitud que se movía y se movía, pudo cautelar que una mujer aún seguía quieta, mirándolo, casi sin pestañar. Ella, elegante, lo reconoció. Él, con estética de vagabundo, también la reconoció. Se acercaron, caminando lentamente; no importaban su ropa, ni su higiene, ni sus arrugas… seguía siendo él. Se acercó aún más. Ella lo miró. Él sonrió.
“Te estuve esperando”, dijo ella.
“Tenía miedo”, le respondió él, entre gestos de disculpas.
“¿Miedo a qué?”, preguntó la mujer.
“Al mundo”, respondió nuevamente.
“Pero no necesariamente vamos a permanecer en este mundo”.
Ambos sonrieron, y caminaron hacia la misma dirección, lejos del subte, tomados de las manos, lejos de todo.

28.1.10

realidad

  ¿Y qué pasa cuando la historia que creiste real durante tus cortos años, es todo lo contrario? ¿Qué pasa cuando uno se choca con verdades? Verdades que duelen, verdades que aclaran y confunden al mismo tiempo. Prefiero eso a que seguir creyendo en una mentira. Prefiero carcomerme la cabeza preguntandome "¿Por qué?", a que tragarme el cuento rosado donde los malos siempre son los otros, donde uno no se hace cargo de sus propios errores y con la excusa de "no hacerte sufrir" te hacen tragar un invento.
  Sí, puede ser, puede ser que la verdad me afecte, puede ser que por momentos reaccione y quiera mandar todo al carajo, pero... ¿qué ganaría? Son cosas del pasado, cosas que están enterradas, cosas que ellos asemejan no recordar, o si bien, optan por ocultarlas y hacer de cuenta de que "nada pasó". ¿Y ellos qué ganan con eso? CULPA, en el fondo los invade la culpa. Y aún así, se engañan tanto a sí mismos, que hasta ellos se comieron el cuento rosado, olvidaron la realidad, y vivieron la misma mentira que yo viví. Quizás lo asumieron y lo dejaron atrás, como a tantas cosas... pero, ¿por qué me mienten?
Simplemente quiero saber por qué.

21.1.10

ay

Quisiera vivir todo tipo de épocas, sobre todo los 50's y 60's. Todavía no comprendo qué es lo que hago en el siglo XXI, no puedo comprenderlo.

16.1.10

hogar dulce hogar



He regresado, y sólo puedo decir lo siguiente: ¡QUÉ BUENAS VACACIONES!
y aún no se terminaron.

Dejo por acá algunos recuerdos de las mismas:
















Año nuevo en Santa Clara del Mar; se armó bailongo en la peatonal.















Cuando llegó Martinita.


















Un día nublado en la playa.














Los pies arenosos.














Con el mio novio en Mar del Plata.

Con la niña dafne y la niña martina, bebiendo un rico trago hecho por fabian.













 
El señor Manuel y yo

 Mi mamá. De ahí viene mi locura, verán. 


 Tomando un rico trago.

Drama. Escrachate cuando quieras, Camila.

Un paseo nocturno por la praia. 
 
 
Hola, qué tal. Me teñí de castaña.

Calle "Del paso".

Qué linda que sos y qué bien que la pasé con vos.

Así me quedó el pelo.

Chau, Santa Clara del Mar, chau...
voy a extrañar a la mar, como diría Galeano. No sé por qué dice la mar y no el mar. Ahora no sé cuál es el modo correcto de decirlo. En fin.