27.6.10

metiendo palabras (ejercicio taller de literatura)

 Miré y no encontré aquello que buscaba. No sé si fue mi indiferencia, o quizás las sombras que adormecían mis prendas íntimas. La ingenuidad que hace años luz me invadió, ya desapareció por completo de mis recuerdos. Ahora todo es verosímil, y el cazador oculto me ocultó de la mentira. Mentira era todo aquello que alguna vez me hicieron creer. Juré no volver a buscar, pero hoy desperté e indudablemente, dios nos salve, miré. Las sombras me desvistieron, nuevamente. Las luces dejaron de cegarme porque simplemente desaparecieron. ¡Guarda con los gigantes!- oí gritar a lo lejos. No supe si correr, si esconderme, si dormirme. Opté por quedarme sentada, ahí mismo, con los ojos aún abiertos. ¿Qué será de mí? no puedo evitar quedarme quieta, el paladar me lastima de tanta sequedad, y la lengua que solía humedecer, simplemente está dormida. Dormida al igual que yo, durante tanto tiempo. A veces extraño esos días; nada importaba. Los sueños eran más utópicos que nunca, la anestecia que éstos me inyectaban impedía la visión de lo real. Mis párpados, quietos. Mi postura, siempre doblada. Los labios, siempre cerrados. Y él, tan lejos. Sin embargo, yo no lo extrañaba. ¿De qué me servía? Él huele a frituras, y eso me da repugnancia. Era sucio, despistado... vivía en la otra dimensión. Pero en el fondo, sé muy bien que yo lo quería poseer. No había motivos por ello. No había explicaciones, nunca las hubo para mí. Nadie supo responder mi grito de guerra, nadie quiso recurrir a mi salvación. Y sigo acá, tan perdida, incoherentemente perdida y encontrada, sólo dentro de este sueño, esta incertidumbre tan onírica.


(El ejercicio consistía en escribir lo que salga, y en ciertos momentos las profesoras decían una palabra que instantáneamente tenía que ser utilizada en el texto. No me gusta mucho como quedó)

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