14.7.10

paris

Era el marco perfecto. Vos, y yo.
Sintiéndonos extranjeros en nuestra propia ciudad. Respirando el aire frío del Julio más cercano al Agosto que alguna vez conocí. Las calles eran nuestras, era nuestro mundo, nuestro mundito. Solamente nuestro. Fue nuestro momento. Esa clase de momentos que para la mirada ajena no significan nada. Esos momentos que por más mínimos que sean, te llenan el cuerpo de felicidad, te dan ganas de bailar en las calles, dar vueltas sobre vos mismo, cantar sin miedos, agitar los brazos al ritmo del canto. Sentirte liviano, caminar flotando. Qué increíble la variedad de sensaciones que alguien puede hacerte sentir, ¿no?

nos sentíamos como en Paris. 

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