5.7.10

momentos

Sonreí porque al abrir los ojos descubrí que todavía era madrugada. Siempre me gustó el silencio, la oscuridad, las calles vacías y el frío nocturno.
Son esos momentos en los que uno realmente puede saborear cada minuto que pasa. Momentos en los que no hay preocupaciones, momentos en los que ya nada importa. Cada respiro es eterno, cada parpadeo cega por largos segundos nuestro mirar.
Y cuando empieza a amanecer, y nos damos cuenta de que al ponerse el sol el tiempo aumentará su velocidad, los parpadeos ni serán perceptibles y los respiros se convertirán en suspiros de cansancio, nos vemos obligados a volver a la cama, a cerrar los ojos con fuerza y pocas ganas, e intentar dormir un ratito más. Aunque sea para seguir soñando que es de madrugada y todavía nos queda tiempo para mirar.


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